Qué jodidamente duro se hace a veces querer ser diferente de lo convencional.
Por una enorme desgracia, me ha tocado vivir en un sitio dónde la palabra que mejor define a la población de mi edad (que ya es preocupante) es BURGUESES.
Qué no hubiera dado yo por nacer en un sitio como Noruega, o Suecia, o quizás Finlandia.
Ya sabéis de lo que hablo. En esos sitios, los niños aprenden antes lo que es una buena canción que a hablar.
Resulta cuanto menos enrevesado que mi manera de meterme en el mundo del metal empezara por tener un novio al que le atraía este tema. Aunque si, le atraía de la misma forma que a mi, no sé, un Sandwich vegetal: lo comería, pero no por ello tengo que ser vegetariana, o entender lo que es eso. Pues a él le pasaba algo así: escuchaba esta múscia como quien escucha (que Dios me perdone) a Justin Bieber. Era un wannabe, sin duda.
La cuestión es que a pesar de aquello, la experiencia hizo que floreciera en mi el gusto por esta música, enterrado por la presión social a la que me veía sometida. Supongo que también habrá ayudado a que dé el paso el haber madurado, sin duda. Seguridad en uno mismo significa que pasas de lo que diga la gente pueblerina. Porque rompamos un tabú, queridos. Ser pueblerino no es ser de pueblo literalmente. Ser pueblerino es ser ignorante y no tener inquietud por dejar de serlo. ¿Y a qué lleva esto? En el 90% de los casos, sin lugar a dudas, a una falta de tolerancia galopante.
Y vosotros diréis, "eh venga, de qué vas, hay muchos metaleros por el mundo para que tu vayas de guay" TOUCHÉ, queridos. Mi problema es que no encuentro gente así aquí, en Asturias, España, la provincia estatalmente conocida por sus señoras ahogadas en kilos de pieles de animales y collares de oro gigantes (cual cani o rapero de la west coast).
Seguir la moda, o las tendencias, es muy respetable.
Pero yo lo encuentro monótono, y carente de personalidad. Que una chica de 16 años se atreva a dar el paso aquí, viviendo además en la clase burguesa de la sociedad es sintoma de cerebro, cosa que me encanta tener.
Adoro PENSAR, es super sano, se lo recomendaría a más de uno/a.
Odio que nos metan a todos lso adolescentes en el mismo saco. Odio que me metan A MÍ en el mismo saco, ya que aquí no hay otro.
Odio tener que mantener las apariencias con respecto a mi vocabulario, a mis ideas o a mi ropa.
Odio con toda mi alma el término SER POLÍTICAMENTE CORRECTO.
Soy consciente de que un blog así, dónde una chavala de cualquier lugar vierte sus pensamientos estúpidos e inmaduros para cualquiera con más de 25 años no va a causar un gran furor, ni lo quiero realmente. Además, hay cientos de blogs como este.
Pero qué coño, de eso se trata. ¿De creerse especial por algo no?
Para mi esa seña de identidad es mi gusto por la música. Inconfundible por aquí, creedme.
Para terminar voy a dejar la canción que le da título a esta entrada
La letra es um... una feminista diría que atenta contra la dignidad de la mujer, pero yo prefiero verlo cómo una parodia del modo de vida de algunas personas. Hombre y mujeres.
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